Paraíso natural
Se puede llegar a Klein Bonaire en taxi acuático. En Kralendijk hay varias compañías que ofrecen este viaje de 25 minutos desde Kralendijk. Explore la isla a pie y disfrute de sus playas, el snorkel o submarinismo. En realidad, la isla no está totalmente deshabitada, ya que las raras tortugas de carey y tortugas laúd ponen sus huevos aquí. Quien descubra un nuevo nido de tortugas debe informar al Centro de Conservación de Tortugas Marinas de Bonaire, que garantiza su protección. Las tres salinas suelen tener asentamientos de flamencos que buscan allí su comida. Andando por la zona, verá pruebas de los antiguos habitantes. Aún quedan algunas cabañas de esclavos en el este y un pequeño faro en el sur. En el siglo XIX los comandantes de Bonaire, preocupados por un brote de cólera, establecieron Klein Bonaire como zona de cuarentena para los barcos que llegaban. Como resultado, aún quedan los restos de un puesto médico con una antigua chimenea y horno.
Cabras hambrientas
Klein Bonaire solía estar cubierta por árboles y matorrales hasta que, en 1868, la isla fue subastada y vendida por 8.000 florines a una persona privada, quien la usó para criar cabras. A las cabras les gustó tanto el verde, que siguieron comiendo dejando el suelo desnudo. Bajo el nombre de Operation Great Goat Round Up, todos los animales fueron retirados de la isla en 1966. Desde entonces, se tomaron varias iniciativas para reforestar la isla logrando que algunos árboles volvieran a crecer en la isla. En 1999, Klein Bonaire fue devuelta a los habitantes de Bonaire.