Montar a caballo en la playa

Galopar en playas de arena blanca, darse un chapuzón, con caballo incluido en el mar turquesa del Caribe… ¡demasiado bueno para ser verdad! Montar a caballo sobre el escarpado paisaje de Bonaire es una experiencia inenarrable. Súbase a la silla de montar y explore las insólitas formaciones de roca, los manglares y los flamencos rosas de Bonaire.

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Cactus de todas las formas y tamaños

En Bonaire, podrá encontrar varios establos que ofrecen paseos a caballo, normalmente con caballos de la raza Paso Fino de Sudamérica. Estos bellos animales son tranquilos y están bien entrenados e incluso puede montarlos sin bocado. Las visitas suelen durar medio día, y tiene tiempo de sobra para explorar los extraordinarios paisajes de la isla. Otra ventaja añadida es que los grupos son reducidos: normalmente no superan las cinco personas. El paisaje seco del kunuku le hará pensar en el desierto, con cactus de todas las formas y tamaños y las carreras ocasionales de salamandras o iguanas. Su caballo será la guinda de su fantasía de cowboy. Un lugar que debe visitar sin duda es Pekelmeer, un gran lago salado en el que los flamencos se reúnen y se alimentan de exquisiteces de agua salada. Estas aves obtienen su precioso color rosa de la ingesta de crustáceos.

Galope en el mar

Lac Baai en la costa sudeste es una de las zonas más bellas de Bonaire, perfecta para descubrir a lomos de un caballo. Este lago de color azul intenso bordea una pintoresca playa de arena blanca con manglares a un lado. Estos inusuales árboles son muy importantes para el ecosistema, dado que segregan sal de las hojas y ofrecen protección a los peces jóvenes. La bahía está parcialmente cercada por un arrecife de coral, por lo que las aguas son muy tranquilas y poco profundas, perfectas para los caballos, que adoran galopar en las frías aguas con jinete y todo.

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